En este artículo queremos revisar las principales tendencias del viajero premium identificadas por American Express en su informe Global Travel Trends 2025, un estudio que marcó una hoja de ruta sobre cómo evolucionará este segmento.
Hoy, queremos analizar si esas predicciones se han cumplido: cómo ha cambiado el modo en que el viajero premium planifica, reserva y vive sus viajes; qué papel juegan la personalización, la sostenibilidad o la exclusividad digital; y, sobre todo, qué nuevas expectativas están definiendo el futuro de un segmento que sigue siendo clave para la recuperación y el crecimiento del turismo global.
El viajero de 2025 ya no busca solo un destino, sino un sentido. En un contexto marcado por la madurez digital y la transformación del consumo postpandemia, las Global Travel Trends 2025 de American Express reflejan un cambio profundo en la forma de viajar, gastar y disfrutar.
El lujo no ha desaparecido; ha evolucionado. Ya no se trata de ostentación, sino de conciencia, personalización y emoción.
Viajar con propósito: la experiencia como nueva moneda
La primera gran tendencia señalada por Amex se confirma con fuerza: el viajero contemporáneo busca experiencias con significado. Las generaciones más jóvenes, Millennials y Gen Z, viajan no para mostrar, sino para sentir.
Según el informe Beyond The Selfie de Rezio, un 68 % de los viajeros Gen Z prioriza experiencias inmersivas, culturales o de aventura. En la misma línea, TravelPerk identifica la conexión local como principal motivador del viaje.
El turismo de escaparate deja paso a un turismo de inmersión. Los destinos sostenibles, los proyectos comunitarios y las vivencias auténticas son el nuevo símbolo de estatus. Viajar se convierte en una forma de autodescubrimiento y contribución.
Para el sector, el desafío es claro: diseñar productos más profundos y menos superficiales, donde la narrativa, la conexión y la sostenibilidad sean parte esencial de la propuesta.
Lujo con sentido: exclusividad, personalización y valor
El nuevo consumidor premium no busca lo más caro, sino lo más coherente. La segunda tendencia destacada por Amex describe a un viajero que valora la conexión emocional por encima de la ostentación.
El Virtuoso Luxe Report 2025 revela que el 78 % de los viajeros de alto poder adquisitivo prefiere marcas que “entienden sus valores personales”. Este dato confirma la consolidación de un lujo relacional, donde la exclusividad se define por la afinidad y la personalización.
Amex ha reforzado sus tarjetas Platinum con beneficios ajustados al nuevo estilo de vida: acceso a experiencias únicas, mejoras en hoteles boutique o servicios diseñados según los hábitos del cliente. No se trata solo de recompensar, sino de reconocer y anticipar.
En este nuevo paradigma, la fidelidad no se compra: se construye con confianza, relevancia y empatía.
Madurez financiera y consumo consciente
El viajero joven de hoy no solo viaja más, sino mejor. La madurez financiera de los Millennials y Gen Z redefine el consumo premium, orientándolo hacia la responsabilidad y la planificación.
El informe de Deloitte Global Travel Trends 2025 muestra que el 61 % de los jóvenes europeos planifica su presupuesto de ocio con antelación, y casi la mitad prioriza experiencias duraderas frente a bienes materiales.
Esta nueva mentalidad combina propósito y pragmatismo. Los viajeros quieren disfrutar, pero también cuidar su salud financiera. En turismo, esto se traduce en productos flexibles, opciones de pago digital y programas de fidelización que ofrezcan recompensas sostenibles o vivencias locales.
El resultado es un viajero más estratégico y consciente, que busca equilibrio entre placer y coherencia.
El renacer del gasto en ocio y viajes
La recuperación del gasto turístico no es una simple vuelta a la normalidad; es una redefinición del valor del viaje. Según Expedia Group Travel Outlook 2025, el gasto medio por viaje ha aumentado un 12 % respecto a 2023, mientras que el número de desplazamientos se mantiene estable.
Se viaja menos, pero mejor. El viajero invierte más en bienestar, autenticidad y comodidad. El viaje se convierte en una experiencia integral: no solo descanso, sino también conexión emocional, equilibrio y crecimiento personal.
Para las marcas, esto implica una oportunidad estratégica: reposicionar la calidad sobre la cantidad, generando propuestas más significativas y memorables.
Tecnología y datos: la promesa del lujo inteligente
La tecnología sigue siendo el eje de la personalización, aunque aún con recorrido por delante. El informe Skyscanner Horizons 2025 anticipa un salto decisivo hacia la personalización predictiva.
Esta tendencia aún no puede darse por confirmada, aunque algunas fuentes, como McKinsey, ya la respaldan y anticipan en sus análisis. La llamada “inteligencia contextual” (que combina datos de comportamiento, clima, ubicación o gasto) permitirá crear experiencias dinámicas en tiempo real. El futuro del turismo premium estará marcado por algoritmos que no solo recomienden, sino que anticipen deseos.
El reto será mantener el equilibrio entre privacidad y personalización, dos valores que definen la confianza del nuevo consumidor digital.

Espacios premium: del lounge al preludio del viaje
Los salones de aeropuerto y servicios exclusivos asociados a tarjetas de crédito mantienen su papel aspiracional, pero evolucionan hacia un nuevo concepto.
Según Condé Nast Traveller (2025), los lounges dejan de ser zonas de espera para transformarse en antesalas emocionales del viaje, donde comienza la experiencia antes de despegar.
Este cambio refleja la búsqueda de un lujo más humano y multisensorial, en el que el diseño, la calma y el detalle se convierten en la nueva forma de exclusividad.
Un consumidor más consciente, un sector más humano
Las Global Travel Trends 2025 de Amex, contrastadas con fuentes como Deloitte, Virtuoso, Expedia o Booking, dibujan un escenario donde el lujo se redefine en torno a la intención, no al gasto.
El viajero contemporáneo equilibra placer y propósito, exclusividad y autenticidad. Busca experiencias que le transformen, no solo que le impresionen.
Para el sector turístico, el desafío es evolucionar al mismo ritmo: apostar por la personalización basada en datos, la sostenibilidad tangible y una comunicación honesta que inspire confianza.
El futuro del viaje y del consumo premium no reside en vender más, sino en acompañar mejor.





